EMDR
En el proceso con EMDR, el terapeuta trabaja con el paciente para identificar un problema específico que será el foco del tratamiento. El paciente describe el incidente traumático, a partir del cual es ayudado por el terapeuta para que seleccione los aspectos más importantes y que más lo angustian de dicho incidente. Mientras el paciente hace movimientos oculares (o cualquier otra estimulación bilateral) le vienen a la mente otras partes del recuerdo traumático u otros recuerdos. El terapeuta interrumpe los movimientos oculares cada tanto para asegurarse que el paciente esté procesando adecuadamente.
El terapeuta guía el proceso, tomando decisiones clínicas sobre la dirección que debe seguir la intervención. La meta es que el paciente procese la información sobre el incidente traumático, llevándolo a una "resolución adaptativa".
En las palabras de Francine Shapiro, esto significa:
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a) una reducción de los síntomas
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b) un cambio en las creencias
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c) la posibilidad de funcionar mejor en la vida cotidiana.
El abordaje empleado en EMDR se sustenta en tres puntos:
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1) experiencias de vida temprana
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2) experiencias estresantes del presente
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3) pensamientos y comportamientos deseados para el futuro
También se usa para aliviar la angustia y/o la fobia de hablar en público, para mejorar el rendimiento en el trabajo, en los deportes y en las interpretaciones artísticas.
EMDR emplea movimientos oculares, sonidos u estimulación táctil en uno y otro lado del cuerpo, mientras la persona fija su atención en la situación problema. Esto produce un flujo de información entre ambos hemisferios cerebrales de imágenes, emociones, sensaciones, etc que estaban bloqueados como consecuencia de un trauma.
Con EMDR logramos una desensibilización de las emociones negativas estimulando al cerebro para encontrar nuevas soluciones funcionales y realistas, apropiadas a la situación, resolviendo por lo tanto el problema.